Saturday, December 09, 2006

Ciudad del Este, Paraguay

Ya dejando atrás Asunción, y camino hacia la selva brasilera y para luego seguir escalando en el mapa sudamericano, abordamos un bus bastante peculiar: asientos de cuero, buena pinta pero con el aire acondicionado malo.
Ya se imaginarán en lo que derivó todo esto: pegados al asiento (repito, era de cuero) por el calor que hacía. Y ni pensar en abrir las ventanas... el calor se colaba y te daba no uno, sino cuatro cachetadas!
1 hora más tarde después de la partida de la capital primer inconveniente: quedamos botados. Afortunadamente en una vulcanización. Qué nos dijeron a nosotros! Nos bajamos raudos y aprovechando el "lavado de buses" que hacía en la estacióo aquella, les pedimos a los maestros que nos bañaran con este chorro a presion. No se demoraron ni dos segundos en disparar su manguereo hacia el grupo.... fue lo mas chori que me ha pasado.. me senti del National Geographic en el cuarto mundo!! lo pasé chancho manguereandome en una vulca paraguaya.
Al final no fue tan choro, porque con la humedad, lo pasamos peor con la humedad...
en fin, despues de dos horas de manguereo y posterior secado, partimos a San Bernardino, un lago en el norte de Paraguay. Es un balneario, por lo que entendí yo, tipo Pucon para nosotros. Lo TOP!
Era lindo, pero no nos quedamos mucho tiempo. Había que conocer Ciudad del Este y desafiar a nuestras madres que en el aeropuerto nos decían: no vayan a ese pueblo, que los van a cogotear o secuestrar... teníamos 16 años, asi que ya saben cuanto caso les hicimos... Bienvenidos a Ciudad del Este!
Primero, dejémoslo en pueblo del Este. Segundo, si uno ha podido ir a comprar al persa Bio Bio, esto no era distinto, salvo calles de tierra y mucha, pero mucha más mercancía, y a precios para la risa.
Ahí tuve mi primer par de anteojos Armani a 6 dolares.. más falsos que Judas, pero Armani al fin y al cabo.
Ciudad del Este igual tiene su onda. Esa adrenalina que exudan los turistas que saben que están en la boca del lobo, pero es irresistible seguir adentrándose en este pueblo que está rodeado de selva, por lo cual desaparecer ahí no es ninguna dificultad.
Un día de compras, que nos cargó de pilas "Everray" para nuestras cámaras, chocolates "Laroto" y perfumes "Juan Pablo Gautier" y seguimos hacia Foz de Iguazú, a sslo un puente de distancia.

Asunción, Paraguay

Era 1996 y fue uno de los primeros viajes realmente largos y emocionantes de mi vida, ya que la llegada a la capital paraguaya sería sólo el comienzo de un largo viaje por algunos importantes puntos de Sudamerica.
Debo decir que me impresione de lo pueblo que era Asunción en ese entonces. Quizás hoy es distinta, pero en aquellos años no había muchos semáforos, muchas calles del centro estaban sin pavimentar (con tierra de ese color rojizo propio de la zona) y nada moderno. Insisto, quizás hoy la capital paraguaya es distinta, pero me remito a lo que viví hace una década.
El clima fue el primer castigo. Todos los días 35 grados y una humedad que bordea el 100%, hacen de esta ciudad un infierno, aunque las lluvias de la tarde, que duran unos minutos e inundan todo, alivian por segundos el calor.
Dentro de lo rescatable de esta ciudad está su puerto, que pese a no tener mar, es un puerto bien grande y con buques de gran envergadura. Otro sitio de interés es La Recova, que al igual que en la chilena La Serena, acá también se venden artesanías, donde destaca el cuero. Claro que La Recova paraguaya es un completo barrio cercano al puerto, no sólo un mercado.
Otra cosa que me llamó la atención de esta ciudad es la facilidad con la cual los vendedores te ofrecen de todo, hasta su madre. Claro que esta última es lo unico legal y verdadero que se puede encontrar, ya que todo es falsificado. Yo me compré un lindo "Boy London" a 5 dólares. Una ganga... hasta que me metí a la piscina. Parece que el agua no leyó mi 'Guater pruf' que decía que era resistete al líquido. En fin, por 5 mangos no iba pedir un arminículo que me acompañara hasta el cementerio.
Fueron pocos días, de calor, para luego seguir hasta el lago San Bernardino y Ciudad del Este, la capital de lo falso.

Ah, y otro atractivo que nos obligaron a visitar fue la casa de Pinochet en Asunción. Un palacete, el cual en ese tiempo pensábamos que había construido con los ahorros de toda una vida de trabajo. Si, claro.. cómo no!

Labels: